Samuel Ruesga Mundo Sr.
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"Temperament, an early-appearing, biologically based foundation of personality, has long been investigated for its role in shaping socioemotional development and mental health outcomes across the lifespan. Traditional conceptualizations, from the pioneering works of Buss and Plomin to the contemporary models of Rothbart, define temperament as individual differences in emotional reactivity and self-regulation with roots in early childhood. However, recent advances in neuroscience, genetics and developmental biology offer a more nuanced understanding of its origins. Specifically, the interplay between psycho-immuno-neuro-endocrine (PINE) systems, epigenetic mechanisms and morphogenetic processes during prenatal development is increasingly recognized as fundamental to establishing the biological architecture of temperament. Classical temperament theories, such as those proposed by Pavlov and Cloninger, have provided valuable frameworks. Pavlov identified key types of the nervous system linked to temperament, while Cloninger proposed dimensions such as novelty seeking and harm avoidance, supported by neurobiological studies involving the dopaminergic and serotonergic systems. Recent genomic studies have identified hundreds of genes that modulate associative conditioning, enriched in pathways such as Ras-MEK-ERK and PI3K-AKT-mTOR, with polymorphisms in genes such as MAOA linked to temperamental traits. In addition, epigenetic modifications, particularly DNA methylation, link early experiences to lasting changes in gene expression within the neural systems relevant to temperament, including the hypothalamic-pituitary-adrenal (HPA) axis. The gastrulation period, with its establishment of embryonic germ layers and morphogenetic events such as the formation of the Spemann-Mangold organizer, is now recognized as a critical window for temperament programming. Tissue self-organization during gastrulation and signaling of morphogens such as Wnt and Nodal can influence the plasticity of brain circuits associated with emotional reactivity. This integrative perspective, which combines developmental psychology, cell biology and psychoneuroimmunology, suggests that temperament emerges from dynamic interactions between preserved embryological programs and early environmental experiences."Introducción
En este artículo, proponemos realizar una revisión sistemática sobre los fundamentos biológicos del
temperamento, integrando los avances recientes en neurociencias y biología del desarrollo con las
teorías clásicas.
El temperamento, como base fundamental biologica e innata de la personalidad, ha sido objeto de
estudio y debate durante décadas, a menudo confundido con la personalidad misma. Sin embargo, el
temperamento se distingue por ser el sustrato biológico sobre el cual se construye la personalidad,
influyendo significativamente en el desarrollo socioemocional y la salud mental a lo largo de la vida.
Tradicionalmente, se define como las diferencias individuales biológicamente arraigadas en la
reactividad emocional y la autorregulación que se manifiestan desde edades tempranas, mucho antes de
que la personalidad se consolide.
Pavlov, en sus estudios pioneros, sentó las bases del entendimiento biológico del temperamento,
proponiendo que este tiene una base neurobiológica. Identificó cuatro tipos de sistema nervioso que se
correlacionan con los temperamentos clásicos: débil, equilibrado fuerte y no equilibrado (colérico),
fuerte y equilibrado-móvil (sanguíneo) y débil (melancólico). Esta perspectiva subraya la naturaleza
biológica y fundamental del temperamento como cimiento de la personalidad.
Cloninger, basándose en las ideas de Pavlov, desarrolló un modelo psicobiológico del temperamento y
el carácter que amplía esta comprensión. Su modelo identifica cuatro dimensiones del temperamento:
búsqueda de novedad, evitación del daño, dependencia de la recompensa y persistencia, integrando así
las bases neurobiológicas propuestas por Pavlov con una visión más compleja y multidimensional del
temperamento.
Recientes avances en genética, epigenética y neurociencia han proporcionado nuevas perspectivas sobre los orígenes biológicos del temperamento. Estudios de asociación del genoma completo han identificado cientos de genes involucrados en la modulación del condicionamiento asociativo, que subyace a las diferencias temperamentales. Estos genes están enriquecidos en vías moleculares activadas por el condicionamiento conductual, incluyendo las cascadas Ras-MEK-ERK y PI3K-AKTmTOR.
La epigenética ha emergido como un mecanismo clave que vincula las experiencias tempranas con cambios duraderos en la expresión génica y el comportamiento. La metilación del ADN, en particular, se ha asociado con alteraciones en sistemas neurales relevantes para el temperamento, como el eje hipotalámico-pituitario-adrenal.
El período de gastrulación, durante el cual se establecen las capas germinales embrionarias, ha surgido como un momento crítico para la programación del temperamento. Los procesos morfogenéticos que ocurren durante esta etapa, incluyendo la formación del organizador de Spemann-Mangold, la inducción del mesodermo y la especificación de los precursores neurales, sientan las bases para el
desarrollo posterior de los sistemas neurales y endocrinos que subyacen al temperamento.
La pregunta de investigación que guía esta revisión sistemática se formuló siguiendo el formato PICO
"En individuos desde la etapa prenatal hasta la adultez, ¿cómo la interacción entre los sistemas psicoinmuno- neuro-endocrinos (PINE) y los mecanismos epigenéticos, modulados por la alostasis, influye en el desarrollo de cuatro temperamentos morfogenéticos distintos (psicológico, inmunológico, neurológico y endocrino), en comparación con las tipologías de temperamento previas?"
Al formular la pregunta de esta manera, buscamos investigar sistemáticamente cómo los factores biológicos tempranos, tanto genéticos como ambientales, orquestados por la alostasis, interactúan para formar las bases del temperamento. Nuestro enfoque se centra específicamente en el papel de los sistemas PINE y los procesos epigenéticos en este desarrollo temprano. Para llegar a esta pregunta sobre los temperamentos morfogenéticos psicoinmunoneuroendocrinos (PINE), fue necesario estudiar y sintetizar las tipologías anteriores, tomando como base los elementos clave de cada una y aplicando el conocimiento científico actual. Esta revisión examina la literatura
sobre la neurobiología del temperamento y las principales tipologías propuestas. En las últimas cinco décadas, han surgido numerosas teorías del temperamento, cada una proponiendo diferentes constructos para capturar mejor las diferencias individuales en emoción y comportamiento. Autores como Gerard Heymans, Ivan Pavlov, Hans Eysenck, Thomas y Chess, Goldsmith y colaboradores, Buss y Plomin, Rothbart, Windle y Lerner, Strelau, y el modelo tridimensional de C.R. Cloninger han contribuido significativamente a este campo. A pesar de las diferencias teóricas, existe un consenso general sobre
ciertas características del temperamento:
1.Se refiere a dimensiones generales de comportamiento que representan patrones universales dedesarrollo.
2.Se manifiesta durante la infancia y constituye la base biológica de la personalidad.
3.Es relativamente estable en el tiempo.
4.Presenta un sustrato biológico.
5.Los factores contextuales pueden influir en las expresiones temperamentales.
Objetivos:
1. Sintetizar la evidencia existente sobre las bases biológicas del temperamento, integrando conocimientos de embriología, neurociencia, inmunología y endocrinología.
2. Explorar la relación entre los sistemas psico-inmuno-neuro-endocrinos (PINE), los campos morfogenéticos y el desarrollo del temperamento, enfatizando la importancia de estos campos en la formación de órganos y sistemas.
3. Proponer una nueva tipología de temperamentos morfogenéticos basada en los sistemas PINE y la epigenética, considerando la interacción dinámica entre factores genéticos y ambientales.
4. Analizar el papel de los campos morfogenéticos tempranos, , en el establecimiento de las bases estructurales y funcionales que influyen en el desarrollo del temperamento.
5. Investigar el papel de la alostasis como orquestador del temperamento, integrando cómo los mecanismos de adaptación fisiológica influyen en las respuestas temperamentales a lo largo del desarrollo.
6. Examinar cómo los procesos epigenéticos modulan la expresión de genes relacionados con eltemperamento en respuesta a influencias ambientales y experiencias tempranas.
Justificación
Este enfoque integrador tiene el potencial de proporcionar una comprensión más profunda de cómo los
procesos biológicos tempranos establecen las bases del temperamento. La propuesta de una nueva tipología basada en sistemas PINE y epigenética podría ofrecer una perspectiva innovadora para comprender el desarrollo del temperamento y su impacto en la salud mental a lo largo de la vida, con Implicaciones significativas para la investigación y la práctica clínica. Interacción entre temperamento y sistemas biológicos
Los estudios indican que el temperamento tiene una base biológica que involucra la interacción entre los sistemas psicológico, inmunológico, neurológico y endocrino. Por ejemplo, Kerekes et al. (2013) encontraron asociaciones entre rasgos de temperamento y trastornos del neurodesarrollo como TDAH y autismo, sugiriendo una base genética compartida. Esto apoya la noción de que los temperamentos PINE reflejan diferencias individuales en estos sistemas biológicos interconectados. Influencia epigenética en la expresión del temperamento
La epigenética juega un papel crucial en modular cómo se expresan los genes relacionados con el temperamento en respuesta a factores ambientales. Clauss et al. (2015) destacan cómo las experiencias tempranas pueden influir epigenéticamente en la expresión de rasgos temperamentales como la inhibición conductual, afectando el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad. Temperamento como factor de vulnerabilidad o resiliencia
El temperamento parece actuar como un factor que puede aumentar la vulnerabilidad o proporcionar resiliencia frente a trastornos del neurodesarrollo. Finlay-Jones et al. (2024) encontraron que la irritabilidad temprana actúa como una vulnerabilidad transdiagnóstica para problemas de salud mental posteriores, posiblemente a través de mecanismos epigenéticos que afectan la regulación emocional. Implicaciones para intervención temprana
Comprender cómo interactúan los temperamentos PINE con factores epigenéticos ofrece oportunidades para intervenciones tempranas más personalizadas. McGlade et al. (2023) sugieren que las intervenciones que consideran el temperamento del niño pueden tener un impacto positivo en su desarrollo, posiblemente a través de la modificación de patrones epigenéticos
1. Tipología de Temperamentos Morfogenéticos
La nueva tipología que proponemos se fundamenta en la integración de los sistemas psico-inmunoneuroendocrinos (PINE) y la epigenética, ofreciendo un marco innovador para entender el desarrollo del temperamento humano. Esta tipología se articula en torno a cuatro temperamentos fundamentales, cada uno de los cuales refleja una interacción dinámica entre los sistemas biológicos y los procesos ambientales.
1. Temperamento Psicológico:
El temperamento psicológico se caracteriza por la estabilidad emocional y una regulación psicológica eficaz. Aunque puede ser comparado con el temperamento flemático de Galeno, no es un derivado directo de este. En cambio, se basa en la interacción compleja de los sistemas PINE psicológicos, que incluyen aspectos como la reactividad emocional y la capacidad de autorregulación.
Estudios han demostrado que una alta capacidad de regulación emocional está asociada con una baja reactividad emocional, lo que refuerza la importancia de este temperamento en el contexto del bienestar psicológico (Eysenck, 1967; Thomas & Chess, 1977; Goldsmith & Campos, 1982)
.Referencias clave:
Putnam et al. (2024): Proyecto Global de Temperamento
Lara et al. (2012): Modelo AFECT
Zaninotto et al. (2016): Dimensiones temperamentales en trastornos del ánimo
2. Temperamento Inmunológico:
El temperamento inmunológico se caracteriza por una sensibilidad elevada al estrés y una respuesta inmunológica activa. Este temperamento no es un derivado del temperamento melancólico, sino que se relaciona con la interacción de sistemas inmunológicos que responden a factores ambientales estresantes. La investigación ha demostrado que las personas con un temperamento inmunológico tienden a mostrar una mayor reactividad frente a situaciones estresantes, lo cual puede influir en su salud física y mental (Cloninger et al., 1993; Segerstrom, 2000; Ader et al., 2001).
Referencias clave:
Luchetti et al. (2014): Marcadores inflamatorios
Sutin et al. (2010): Asociación entre personalidad e inflamación
D'Acquisto (2017): Inmunología afectiva
3. Temperamento Neurológico:
El temperamento neurológico se asocia con rasgos como la impulsividad y una búsqueda activa de novedad. Este temperamento refleja características similares al temperamento colérico de Galeno, pero no es un derivado directo de este. La actividad del sistema neurológico juega un papel crucial en la manifestación de este temperamento, donde la búsqueda de novedad está vinculada a la actividad del sistema dopaminérgico. Estudios han encontrado correlatos neurales específicos para rasgos temperamentales relacionados con la impulsividad y el riesgo (Zhong et al., 2024; Clauss et al., 2015).
Referencias clave:
Zhong et al. (2024): Correlatos neurales de evitación del daño
Clauss et al. (2015): Diferencias individuales en el temperamento
José et al. (2023): Predictores temperamentales
4. Temperamento Endocrinológico:
El temperamento endocrinológico está caracterizado por su adaptabilidad hormonal y su tendencia a la sociabilidad. Aunque comparte algunas características con el temperamento sanguíneo de Galeno, no es un derivado directo. Este temperamento se basa en la regulación endocrina y cómo esta influye en las interacciones sociales y la capacidad de adaptación a diferentes entornos. La investigación ha mostrado
que la actividad del sistema endocrino está relacionada con rasgos como la sociabilidad y la dependencia de recompensas (Cloninger et al., 1993; Costa & McCrae, 1992; Sutin et al., 2010).

ORCID ID

http://orcid.org/0009-0000-3484-0460

Reviewer Keywords
alostasis campos morfogenéticos desarrollo embrionario epigenética psiconeuroinmunología temperament
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Recent article categories: Psychiatry, Endocrinology/Diabetes/Metabolism, Allergy/Immunology

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